Ramoncito y el jardín de su vecino

21 septiembre 2007
Érase una vez un señor llamado Ramoncito a quien le gustaba mucho cantar. Sin embargo, lo hacía tan rematadamente mal, que era extremadamente impopular en el vecindario: todos sus vecinos le tenían un odio atroz. Tanto es así que un día, un vecino, harto de los atroces berridos del impopular Ramoncito, tomó una pancarta, escribió en ella una frase, “Ramoncito es un sinvergüenza” pero, el muy ladino, la clavó en el jardín de otro vecino. Ramoncito, al ver la pancarta, montó en cólera, le hizo una foto, y se fue a buscar a un juez. Mientras, el vecino, al ver la pancarta, pensó que, por mal que cantase Ramoncito, no le parecía correcto albergar insultos de ningún tipo en su jardín, y la retiró. Sin embargo, llegó Ramoncito con el juez, e impuso al vecino una grave multa por difamación.

Al día siguiente, Ramoncito tuvo una idea: tomó una pancarta similar a la del día anterior, escribió en ella un idéntico mensaje, la puso de nuevo en el jardín del vecino, y volvió a personarse con el juez: esta vez, la multa tuvo una cuantía superior, en concepto de reincidencia y de duración prolongada, porque el vecino, tras la experiencia del día anterior, había decidido no retirar la pancarta. El vecino se quedó completamente confuso: ¿qué hacer en un caso así?

Con el tiempo, Ramoncito dejó de trabajar, y montó una sociedad de gestión para poner las pancartas y recaudar las multas que todos los vecinos, por tener jardín, le pagaban regularmente todos los días.

Moraleja: no importa que cantes mal. Todo es una cuestión de ser creativo en los modelos de negocio.

Fenomenal Enrique Dans en su blog a colación del caso alasbarricadas.com.