"Me parece que este oficio que me ha tocado, no que me ha tocado, que he elegido, es especialmente bonito, a mí me gusta especialmente. Lo que quiero es quitar todas las cosas que la Industria le ha añadido al oficio, que me parece que son las que sobran y las que no tienen nada que ver con lo que hacemos. En cierto modo lo que he querido es podar el árbol y dejar las ramas que sirven, las ramas que realmente hacen que luego salgan buenos frutos. Y todo lo demás, todas esas chorradillas y hojarasca que hay por ahí, pues he intentado podar y eliminarlas".
"Estamos muy acostumbrados a que nos digan: 'No, es que hay determinadas cosas que son así'. Cuando las cosas te dicen: 'esto es así, y tú estás metido en este cajón', de repente me sale el 'Uno' que llevo dentro, el Atila que llevo dentro y me dan ganas de coger un bate de béisbol y destruír ese cajón en el que me han querido meter. Que a lo mejor es un cajón cómodo, y que a lo mejor es un sitio en el que podría pasar el resto de mis días de una forma maravillosa, ¿no? Pero sólo de pensar que tengo un lugar así, tan cercado, y que encima ese lugar no lo he elegido yo... Me pone del hígado. Para mí, eso es la libertad: poder destruír ese cajón todas las veces que quieras.Todas las veces. Cada vez que te digan: 'Este es tu sitio', bate de béisbol, y a joder el sitio. Hay que buscar lugares más emocionantes. O por lo menos, elegir el tuyo, cuál es el cajón en el que te quieres quedar".
"Lo que sí me he encontrado muchas veces es con muy pocas ganas de continuar porque no me gusta el mundo de la música. Me gusta mucho la música y no me gusta el mundo de la música, cómo se mueve la música y la gente que hay alrededor. Parece que hablan otro idioma, totalmente diferente, y desgraciadamente están en el mundo que elegí yo."
Lo ves, don Ramón, ciertamente aún quedan por ahí, lo que los vividores llamáis 'involucionistas'.
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