Para llegar a este acuerdo han esgrimido excusas como la lucha contra el terrorismo, pero lo cierto es que dispondrán de una extensa base de datos con la información sobre comunicaciones por telefonía móvil e Internet registrada y guardada por las operadoras de telecomunicaciones.
Bien, pues la industria del entretenimiento no quiere desaprovechar esta magnífica oportunidad que se le presenta y ha solicitado que la información que se obtenga por esta vía pueda usarse también para luchar contra la piratería discográfica.
Lo de luchar contra el terrorismo está muy bien reflejado en República Internet:
Me van a hacer caso y aprovechando que los domingos las grandes superficies están abiertas (Joy to the world, Jesus is born) se van a comprar una tarjeta prepago pagando en efectivo. No lleven el DNI que no les va a hacer falta. Una vez hecho ésto se van al quiosco más cercano y se compran media docena de recargas pagando otra vez en efectivo. No, el DNI tampoco les va a hacer falta.
Concluido el proceso formarán parte del colectivo de miles de números de telefonía móvil anónimos sólo en España. Acuérdense de no recargar la tarjeta mediante transferencia bancaria. Utilicen pasta contante y sonante a lo "donativo anónimo". Vamos, como si estuvieran apoyando económimcamente a su partido político de toda la vida.
Recuerden no obstante que la caja dónde van a ir todos esos datos (a quién llama Vd. y durante cuánto tiempo habla, a quién envía mensajes cortos con el teléfono móvil, con quién se comunica utilizando emails, qué paginas web visita, y en qué bitácoras deja sus comentarios entre otras cosas) la vamos a pagar entre todos.
Y no olviden que la medida no garantiza el abortar un atentado.
Jueces para la Democracia ha advertido que los datos de teléfono e Internet sólo deberán usarse bajo control judicial, pero lo cierto es que la primera piedra ya está puesta. A partir de aquí todo es cuestión de tiempo, imaginación y, por supuesto, dinero.
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