Cabrón: (Del aum. de cabra). 1. adj. coloq. Dicho de una persona, de un animal o de una cosa: Que hace malas pasadas o resulta molesto.
La definición es de la RAE. Una juez en Barcelona, con el diccionario en la mano, ha sentenciado que Farruquito se merece el adjetivo. Gregorio Morán lo escribió negro sobre blanco en La Vanguardia hace unos meses y Farruquito decidió llevarle a los tribunales por ofensas al honor.
El párrafo que le costó el juicio a Gregorio Morán fue éste:
“Un bailarín gitano haciendo honor a su nombre -Farruquito- atropella a un tipo en paso de cebra, lo mata, no tiene carnet de conducir, en fin, todo eso que le podría pasar a cualquiera en un mal día golfo. Pero lo que le convierte en un hijo de puta es que no sólo no lo auxilia, sino que se esconde hasta que dan con él, y entonces se inventa un culpable en la figura de su hermano menor de edad y echa la responsabilidad sobre terceros que le aconsejaron mal. Y a este lumpen impresentable, que en este caso me es indiferente que baile con los pies o con el culo, vamos nosotros y le pedimos permiso para preguntarle por el crimen, por si se enfada el muchacho, que es farruco, o su agente, que nos ha vendido la moto para que sirva en su defensa, y que entendamos su desgracia. ¡Pero qué desgracia, cabrón! La única desgracia es que ganaste lo suficiente para comprarte un BMW, que no quisiste ni gastar en una academia que te enseñara a conducir y mataste a un inocente, hasta ahí lo indigno. Pero lo que ya no tiene perdón es además no socorrerle”
Según dice ahora la sentencia “la libertad de expresión constituye uno de los fundamentos esenciales de la sociedad (…) no sólo se aplica a las informaciones o ideas recibidas favorablemente o consideradas inofensivas o indiferentes, sino también a las que ofenden o molestan”.
Publicado en Al abordaje
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