Bien conocido es lo profundo que ha calado en la juventud la afición a los mensajes cortos de móvil (SMS).
Al parecer, ha surgido una iniciativa de la Asociación de Usuarios de Internet, para el pasado 25 de Octubre, día de Internet, y que cuenta con el apoyo de AMENA, MSN, MOVISTAR, VODAFONE y LLEIDANET, por la que se ha editado un diccionario SMS en el que se recopìlan los términos y abreviaturas que los jóvenes utilizan para escribir sus mensajes en sus teléfonos móviles e, incluso, cuando escriben en Internet.
La iniciativa, al parecer, ha hecho bastante gracia a mucha gente auque hay quien opina que con todo esto, los jóvenes están olvidando el uso correcto del idioma.
Pienso que hay dos aspectos críticos detrás de todo esto:
Uno sería esa curiosa manía que se tiene de 'catalogar' todo cuanto aparece. Catalogamos los nuevos tipos de música, las nuevas tendencias en moda, las nuevas formas de pensar y actuar y, como no, catalogamos los nuevos lenguajes. El fin de todo este inventario de actividades y actitudes no es otro que el CONTROL que el poder necesita tener para que todo esté atado y bien atado. Es el primer paso para anular la posible rebeldía que pudiera tener un movimiento o forma de pensar. Después ya vendrá la calificación, bueno y aceptado por el sistema, malo y también aceptado y/o de tarados (peligroso en nuestro idioma) y que debe ser repudiado por la sociedad.
El otro aspecto sería, cómo no, el negocio. Una vez la nueva tendencia ha sido 'catalogada' se pasa a estudiar la manera de sacarle provecho al tema. Y si no, ¿qué coño pintan Amena, Movistar, Vodafone, etc. en todo esto? Cada noventa segundos se envía, en todo el mundo, un millón de SMS. Al parecer, esta cantidad no es suficente y hay que incentivar el tema con excusas como la de que se trata de un lenguaje "transgresor, sintético, rebelde y práctico" para que nos aparezca como algo notorio e importante e impulsar, de esta manera, su uso. La avaricia no conoce límites.
Al parecer, ha surgido una iniciativa de la Asociación de Usuarios de Internet, para el pasado 25 de Octubre, día de Internet, y que cuenta con el apoyo de AMENA, MSN, MOVISTAR, VODAFONE y LLEIDANET, por la que se ha editado un diccionario SMS en el que se recopìlan los términos y abreviaturas que los jóvenes utilizan para escribir sus mensajes en sus teléfonos móviles e, incluso, cuando escriben en Internet.
La iniciativa, al parecer, ha hecho bastante gracia a mucha gente auque hay quien opina que con todo esto, los jóvenes están olvidando el uso correcto del idioma.
Pienso que hay dos aspectos críticos detrás de todo esto:
Uno sería esa curiosa manía que se tiene de 'catalogar' todo cuanto aparece. Catalogamos los nuevos tipos de música, las nuevas tendencias en moda, las nuevas formas de pensar y actuar y, como no, catalogamos los nuevos lenguajes. El fin de todo este inventario de actividades y actitudes no es otro que el CONTROL que el poder necesita tener para que todo esté atado y bien atado. Es el primer paso para anular la posible rebeldía que pudiera tener un movimiento o forma de pensar. Después ya vendrá la calificación, bueno y aceptado por el sistema, malo y también aceptado y/o de tarados (peligroso en nuestro idioma) y que debe ser repudiado por la sociedad.
El otro aspecto sería, cómo no, el negocio. Una vez la nueva tendencia ha sido 'catalogada' se pasa a estudiar la manera de sacarle provecho al tema. Y si no, ¿qué coño pintan Amena, Movistar, Vodafone, etc. en todo esto? Cada noventa segundos se envía, en todo el mundo, un millón de SMS. Al parecer, esta cantidad no es suficente y hay que incentivar el tema con excusas como la de que se trata de un lenguaje "transgresor, sintético, rebelde y práctico" para que nos aparezca como algo notorio e importante e impulsar, de esta manera, su uso. La avaricia no conoce límites.
También es un recurso que tiene el sistema de hacerse válido y de dar la sensación de que sin él (el sistema) la cosa no funciona. O a ver si el lenguaje de los SMS va a ser mejor con este inventario que ha sufrido. De momento va a perder las frescura con la que ha nacido y podría haberse desarrollado.
Que yo sepa, ningún jóven o usuario de SMS ha solicitado el diccionario ni la regulación de este lenguaje.
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